Las diferentes orientaciones del relevo, las variaciones bruscas de altitud, y la influencia de los climas atlántico, mediterráneo y continental, dan origen a una gran diversidad de microclimas en el Parque Transfronterizo. Estos, asociados a la constitución esencialmente granítica del suelo, crean características particulares, originando aspectos botánicos muy especiales, que le confieren un lugar de preferencia en relación a la flora Ibérica. En esta región se pueden encontrar especies de flora que varían desde aquellas que son características de zonas mediterráneas y subtropicales, hasta las que predominan en zonas euro-siberianas y alpinas.
Estos matorrales poseen también una gran diversidad florística, con plantas únicas, que no se encuentran en otro lugar de la península, como el Lirio do Xurés (Iris Boissieri), la timelea (Tymelea broterana) y la armeria (Armeria humillis subsp humillis). Destaca, además, la presencia de turberas, complejos ecosistemas de gran valor natural, que representan un elevado interés por su rareza. |
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El paisaje de la zona está marcado por la presencia de grandes manchas de robles, de aspecto exhuberante, dominados por el Quercus robur y por el Quercus pyrenaica. Asociados a estos robledales, surgen muchas veces una gran diversidad de árboles y arbustos, de los cuales destacan por su rareza, el Tejo (Taxus baccata), el acebo (Ilex aquifolium), el Prunus Lusitanica subs. Lusitanica, y el arándano (Vaccinium myrtillus).
El estrato herbáceo se caracteriza por su gran diversidad y elevado valor florístico, destacando el narciso silvestre (Narcissus triandus), las orquídeas (Orchis mascula y Cephalanthera longiflia), el martagón (Lilium martagon), y el helecho (Woodwardia radicans).
Aún es visible una gran cantidad de musgos, líquenes y enredaderas cubriendo una buena parte de los árboles, rocas y suelos.
Gran parte del territorio del Parque Transfronterizo está cubierto por matorrales dominados por tojos (Ulex sp. pl.) y uces (Erica sp. pl.). |
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